Una Nueva Patria


El presidente Correa y su homólogo Xi Jinping  Enero 2015

El presidente Correa y su homólogo Xi Jinping Enero 2015

Desde hace varios años se nos dice diariamente que estamos construyendo una nueva patria.

Se nos argumenta a base de una repetitiva y millonaria propaganda, que estamos viviendo en una nueva república.

Se nos repite a cada hora que jamás hemos vivido tan bien como ahora.

Nuestra convulsionada realidad es diferente.

Estamos en un país con una sociedad fragmentada.

El autoritarismo impuesto por los que ostentan el poder, ha hecho que los habitantes de nuestra patria tengan que tomar posiciones forzadas para alinearse políticamente.

Se ha conculcado el concepto de la libertad de elección.

Ahora estás con el gobierno o estás contra el gobierno.

Hace varios años el convivir democrático te permitía escoger la tendencia política que quisieras o inclusive escoger no tener ninguna.

Hoy las cosas son diferentes.

O estás con el gobierno o estás contra el gobierno.

Esta división no es un resultado casual.

Es la consecuencia del miedo impuesto por los que abusan del poder.

Los juicios a ciudadanos comunes, las nuevas leyes que favorecen a quienes las emiten, la  omnímoda concentración de los poderes del estado, la persecución sin tregua contra quién se oponga a los designios del poder, han hecho que la cultura del miedo se entronice en la mente de los ciudadanos.

El reflejo condicionado del silencio, es la respuesta inhibitoria que explica la falta de reacción de  ciudadana.

Ahora nadie protesta para no sufrir la salvaje persecución del autoritarismo emanado desde las altas cúpulas del poder.

Todos se callan y dejan que el abuso tome más cuerpo cada día, para no tener problemas.

El derecho a la resistencia solo es un enunciado teórico de una constitución violada por los apetitos intestinos de quienes hacen las leyes para su propia conveniencia.

En ese conformismo permisivo es donde se germina el miedo.

Es cotidiano ver los ejemplos abusivos de muchos ciudadanos que han sido perseguidos por la venganza perversa de quienes ostentan el poder.

Los mismos diarios nacionales ya no hacen periodismo investigativo ni denuncias, por miedo a que los cierren.

La censura previa es una realidad.

La prensa timorata se ha callado para subsistir.

Da pena ver como el otrora periodismo combativo, se ha convertido en el cómplice silencioso de la no denuncia.

Muchos de los diarios han agregado nuevas secciones que son innecesarias, para ocupar los espacios que anteriormente eran dedicados para divulgar la corrupción.

Ahora nos llenan de trivialidades como el divorcio, la cárcel o las infidelidades de un artista gringo y nos ocultan los podridos negociados que se están llevando a cabo en las entrañas intestinas de la patria.

Todos vemos como judicialmente se sacrifica a los periodistas y a los ciudadanos.

Lo permitimos con la impasividad permisiva que nos paraliza por el miedo que tenemos.

Los noticieros no denuncian, los periódicos no informan.

Muchos espacios de TV han suspendido sus espacios políticos.

Los canales que mantienen sus programas de opinión ya no entrevistan a los opositores del régimen por miedo a ser cerrados bajo la figura de la coautoría en la responsabilidad ulterior.

En la actualidad los programas de opinión están llenos de entrevistas a los funcionarios de gobierno.

A cada rato hay réplicas y contrarréplicas de todo lo que no le conviene a quienes manejan el poder.

No existe el libre pensamiento.

Nadie puede decir lo que piensa.

Todos tienen que auto censurarse previamente, para decir las cosas pero haciéndolo para que no sea catalogado como una ofensa que puedan usar quienes todo lo controlan.

El decir libremente lo que se piensa, no existe en la patria.

Hemos perdido nuestra libertad.

Nuestro derecho colectivo de protesta está cohibido, paralizado, temerosamente callado.

Nos han puesto una mordaza a través del SRI, IEES la supercom y la judicialización que se maneja desde un entregado poder judicial.

Quién no está alabando al nuevo orden, esta contra ese orden y es declarado un opositor enemigo del estado.

Su eliminación se hace con la burla, la deshonra, la judicialización o la cárcel.

A los opositores se los convierte en ejemplos públicos del destino que tendrán todos aquellos que no le agachen la cabeza a los dueños del poder.

Vivimos en la zozobra de un país donde impera el miedo.

Nuestro silencio cómplice es el que otorga más fuerza cada día a las gárgolas carroñeras que depredan del insepulto cadáver de la patria.

Es lógico pensar que quienes ahora son los beneficiarios del autoritarismo y la prepotencia, no quieran abandonar los privilegios de mandar para comenzar a ser mandados.

Mientras se abuse con el autoritarismo del mal uso del poder, se seguirá aumentando la prepotencia que se otorgan los autócratas beneficiarios.

Para seguir haciéndolo, le dan una falsa legalidad haciendo leyes para  perpetuarse en el abuso del poder.

Nos están llevando a un cerco dictatorial que nos quitará la vigencia de nuestro sistema democrático.

Nuestro miedo es el que lo permite.

El alimento del tirano es el silencio del cobarde…

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